Érase una vez, un cuenco...

Se acuerdan de mis cuencos?.

Los de crochet los regalé, el de fieltro quedaría para casa..digo bien "quedaría"... por que duró tan poco tiempo, como el que tardó Fabricio en descubrirlo...

No hay caso, Fabricio es capaz de olfatear el fieltro aún cuando no lo esté viendo, tengo que trabajar  cuando duerme, por que sino se convierte en una lucha cuerpo a cuerpo entre el felino y yo(y en el medio el pobre e indefenso fieltro)

El muy hdp lo descubrió y se masticó todos los bordes, obvio que del cuenco no quedó nada, era una bola de fieltro toda masticada y babosa cuando la encontré bajo la mesa...

Igual a mi no me iba a ganar, amasé  un poco más lo que quedó del cuenco, le corté los bordes para prolijarlo y le di una terminación  con un restito de hilado que me sobró de otro trabajo.

 Así mutó de cuenco a individual o mantelito.

Obvio que va de regalo para mi hermana, por que seguro llevará el mismo destino que antes si lo dejo en casa.

 Quizás Marga( mi hermana menor) lo use para tomar un café calentito..

Lo que está claro es que hay que alejarlo de las garras destructivas de Fabricio!